Bruno Latour es hoy uno de los pensadores más citados de las ciencias sociales y las humanidades. Considerado ‘el filósofo francés más famoso de la actualidad’ (The New York Times), se le atribuye haber cofundado toda una disciplina—los estudios de ciencia y tecnología—al tiempo que inspiró a científicos, académicos, artistas y negociadores de la cumbre climática de París en 2015 en un movimiento que busca reimaginar la vida en la Tierra para un futuro incierto.
Latour, quien murió de cáncer en 2022 tras una larga enfermedad, nació en Beaune, en la Borgoña, en una familia de negociantes de vinos—Maison Louis Latour—que lleva cultivando las mismas tierras desde hace siglos (la Maison fue fundada en 1789).
Latour se formó en filosofía en la Universidad de Dijon; aprobó el examen de agrégation en filosofía en 1972 (obteniendo el primer lugar nacional); y se doctoró en 1975 con una tesis sobre teología filosófica (Exégèse et Ontologie, 1975, l’Université de Tours).
En esos años Latour se encontraba ya en Costa de Marfil en donde aprendería métodos etnográficos a la vez que hacía su servicio civil en Abidjan (1973-75). Más de una década después, en 1987, obtendría su segundo doctorado en la École des Hautes Études en Sciences Sociales en París. Tras una larga carrera dedicada, entre otras cosas, al estudio de la ciencia (notablemente en el laboratorio fundado por Jonas Salk, quien inventó una de las primeras vacunas contra el polio), Latour sería reconocido con dos de los premios más prestigiosos en las ciencias sociales—el Premio Holberg en 2013 y el Premio Kioto en 2021.
En este substack (y algunos siguientes) trataré de destilar algunas de sus ideas centrales para ver hasta qué punto nos ayudan a entender la crisis climática. (Debo decir que Latour ha sido severamente criticado por grandes intelectuales y académicos, de tal forma que es considerado o un genio o un impostor o cualquier variante intermedia.)
¿Qué propone Latour en cada una de sus grandes obras? Una o dos citas por libro tendrán que bastar para no hacer esto muy largo:
Este libro de 1979 es un estudio etnográfico de un laboratorio en el Instituto Salk, en los años en los que el laboratorio descubrió una hormona del crecimiento por lo que obtuvo el premio Nobel.
Como sugiere el título, Latour y Woolgar argumentan que algo fue “construido”—o, “socialmente contruido” (según el título previo del libro; lo cambian justo por las controversias que generaría).
¿Qué es lo que construye—y no ‘descubre’—el laboratorio? Se trata de la hormona de crecimiento TRH, más específicamente su estructura química: Pyro-Glu-His-Pro-NH2.
Antes de seguir, notamos lo controversial que puede ser sugerir que dicha estructura (por cuyo ‘descrubrimiento’ se otorgó el Nobel) fue ‘socialmente construida’. A fin de cuentas, según Chat GPT al menos, se trata de “a naturally occurring neuropeptide and can be found in the brain, pituitary gland, and other tissues of mammals..”
¿Qué quiere decir entonces que la hormona haya sido ‘construida’? Parece ser lo siguiente: en vez de completar un análisis químico, el laboratorio decidió sintetizar la sustancia TRH que pronto se volvió un producto estándar del laboratorio Roche (Ian Hacking, The Social Construction of What, p. 175). Como explica Ian Hacking:
There is almost no TRH in the world to analyze. Five hundred tons of pig brains had to be shipped from the Chicago stockyards on ice, in order to distill a microgram of TRH (175).
¿¿¿Qué??? 500 toneladas de cerebros de cerdos fueron necesarias para destilar un migrogramo de TRH. OK. Sigamos.
¿Qué era este ‘TRH’? ‘Una sustancia que pasó ciertas pruebas de ensayo’ (Hacking, 175). Sin embargo, no había un consenso sobre los ensayos que tenían que ser aprobados y diferentes laboratorios tenían diferentes ensayos. Entonces, el laboratorio que ganó (de hecho fueron dos, compitiendo con otros) ‘determinó’ los ensayos que se requerían y así los “criterios prácticos de la identidad del TRH” (ibid.) Los laboratorios sintetizaron con esta base un péptido y lo declararon TRH. Roche lo patentó y fue el final de la historia.
¿El final? No, en tanto que los científicos mismos no estaban de acuerdo si la estructura de TRH es o no Pyro-Glu-His-Pro-NH2 (Latour y Woolgar, p. 145).
Simplemente, me parece, un laboratorio logró sintetizar una sustancia que patentó Roche (y que funciona), pero bien pudo haber sido otra sustancia—y no hay una correspondencia necesaria entre lo que sintetizó el laboratorio y la ‘naturaleza de las cosas’ o lo que encontramos ‘ahí afuera’ en la naturaleza.
¿Qué importancia tiene el argumento de Latour y Woolgar? La ciencia no una colección de ‘datos’ (es decir, de lo que está ‘dado’ en la naturaleza y que la ciencia ‘revela’). Pero tampoco es un producto de intereses comerciales o de otro tipo (digamos, intereses del laboratorio Roche). Más bien la ciencia es una construcción de comunidades científicas con sus instrumentos, objetos, nodos, redes, artículos publicados, emails, etc.
Quizá la tesis central del libro es:
We do not wish to say that facts do not exist nor that there is no such thing as reality…Our point is that "out-there-ness" is the consequence of scientific work rather than its cause (Latour y Woolgar, Laboratory Life, 180, 182).