Seneca Falls: la revolución del té y los derechos de la mujer
Con base en lo descrito por el historiador estadounidense Daniel Walker Howe, de todas las revoluciones de 1848, la más trascendental para la futura historia de la humanidad fue la impulsada por cinco mujeres en la mesa de té de Jane Hunt (1812-1889) en Waterloo, Nueva York. Inspiradas por una nueva conciencia y concepción de las relaciones de género que surgían de la innovación económica y educación femenina, decenas de mujeres se reúnen el 19 y 20 de julio de 1848 en la Iglesia Metodista Wesleyana de la cercana Seneca Falls.
Encabezado por Elizabeth Cady Stanton (1815-1902), mujer descontenta por la condición de confinamiento entre las amas de casa , la "Convención sobre los Derechos de la Mujer" en Seneca Falls expresa su inconformidad ante la desigualdad de derechos entre los hombres y mujeres estadounidenses.
Inclusive, inspiradas por el documento redactado por Thomas Jefferson en la Declaración de Independencia de 1776, Stanton define un prematuro programa feminista, el cual titularán “Declaration of sentiments”.
Inicialmente firmado por 100 personas, la reacción inicial hacia el documento fue, sin sorpresa, de rechazo y burla. Inclusive, el propio esposo de Elizabeth se declaró atónito una vez que la intención de conseguir el sufragio femenino se manifestó. Aún más, múltiples fueron los que se retractaron y tacharon su nombre tras haber firmado el documento. Charlotte Woodward (1830-1924) fue la única signataria de la declaración que vivió lo suficiente para atestiguar el voto femenino en 1920, durante las primeras elecciones presidenciales que siguieron con la décima novena enmienda, la cual garantiza el voto a todos los ciudadanos independientemente de su sexo.
Cabe destacar que la lucha por los derechos de las mujeres formó parte de un nexo entre otra clase de movimientos que expresaban ampliamente su apoyo, tales como:
la abolición de la esclavitud
la oposición a la expulsión de los indios
el rechazo de la pena capital y
la oposición a la invasión estadounidense de México.
Prueba de ello es que mujeres como Abigail Kelley (1811-1887) motivaron a la gente a abandonar las iglesias que no estaban a favor de la emancipación de los esclavos. Parte de este apoyo puede ser traducido también en términos de un reconocimiento o construcción de una pertenencia con grupos históricamente oprimidos.
La convención fue trascendental en todos los sentidos. Se abrió paso a nuevas líneas de pensamiento: autoras como Sarah Grimké (1792-1873) introdujeron nuevas ideas como las obligaciones en tanto que ciudadanas, el pago igualitario por el mismo trabajo y el acceso a la educación para todas. Incluso, a nivel estatal, se les permitiría a las mujeres conservar su propiedad ante acuerdos prenupciales dentro de la Married Women's Property Act en 1848. Asimismo, Elizabeth Blackwell (1821-1910) destaca como la primera mujer en graduarse de la carrera de medicina.
Aunque oficialmente la primera convención verdaderamente nacional sobre los derechos de la mujer fue celebrada en la ciudad textil de Worcester, Massachusetts en 1850, la "Convención sobre los Derechos de la Mujer" en Seneca Falls continúa siendo un punto de inflexión en la historia de emancipación femenina en Estados Unidos.
Bibliografía:
Howe, Daniel Walker. What Hath God Wrought: The Transformation of America, 1815-1848. Oxford University Press, 2007.
Library of Congress, Washington, D.C. 20540 USA. «Report of the Woman’s Rights Convention, Held at Seneca Falls, New York, July 19th and 20th, 1848. Proceedings and Declaration of Sentiments». Image. Accedido 13 de septiembre de 2022. https://www.loc.gov/resource/rbcmil.scrp4006702/?st=list.