Después de casi 30 años de negociaciones, los gobiernos del mundo finalmente han reconocido que los combustibles fósiles son la causa de la crisis climática. ¿Qué tanto importa esto? Veamos primero el contexto.
Hoy terminó la COP 28 en Dubai—la Conferencia de las Partes que se reúnen desde 1995 conforme lo establece la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992).
Tras dos semanas de tensas negociaciones, los representantes de 197 países acordaron por primera vez “emprender una transición para alejarse de los combustibles fósiles”. No “abandonar”. No “eliminar gradualmente”. “Transicionar” es la palabra que los diplomáticos encontraron para cerrar la negociación. Más explicitamente, la meta es:
“[To transition] away from fossil fuels in energy systems, in a just, orderly and equitable manner, accelerating action in this critical decade, so as to achieve net zero by 2050 in keeping with the science”.
Además de esto, se acordó:
Triplicar la producción de energía renovable para 2030
Detener la deforestación para 2030
Frenar (o reducir: ‘curb’) las emisiones de gas metano
Implementar un fondo de pérdidas y daños (loss and damage) para compensar a los países vulnerables al cambio climático1
Como era de esperarse, no todos quedaron contentos.
La Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS por sus siglas en inglés), con 39 países miembros, reclamó que el acuerdo final de la conferencia fue adoptado sin su presencia. No estaban en la sala, todo parece indicar. Les aplicaron una especie de madruguete. Además, lo acordado significa muy poco para ellos; notablemente para países como Tuvalu que se está literalmente hundiendo y podría desaparecer en pocos años. (Ya están pensando cómo mantener a su isla “viva”, con simulaciones de 3D; ¿qué pasará con su soberanía y la misma ciudadanía de los habitantes? Nadie sabe. Nuestros conceptos políticos y legales no permiten pensar tan lejos…)
La principal negociadora de AOSIS resumió los resultados de la COP así:
“We have made an incremental advancement over business as usual when what we really needed is an exponential step-change in our actions and support.”
Los países de AOSIS tienen razón: como es bien sabido, las COPs no generan acuerdos vinculantes; más bien establecen aspiraciones que pueden o no concretarse. Estas aspiraciones (hay que repetirlo) no se han traducido todavía—¡después de casi 30 años de negociaciones!—en una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Fuente: Thunberg, Greta. The Climate Book The Facts and the Solutions. New York: Penguin Publishing Group, 2023, p. 28
Además, el texto aprobado (de unas 11,000 palabras) está lleno de lagunas o escapatorias. Por ejemplo: “[Transition] away from fossil fuels in energy systems”. OK, pero ¿cuáles son los ‘sistemas energéticos’? Esto parece excluir a los combustibles fósiles que se utilizan en la producción de plásticos o de fertilizantes para la agricultura. (Sin mencionar el otro elefante—o vaca—en la habitación: incluso si reducimos todas las emisiones no agrícolas a cero neto, aquellas que vienen de la agricultura nos llevarán a más de 1.5 grados sobre temperaturas preindustriales2, lo cual significa una sentencia de muerte para algunos países de AOSIS.)3
Sin embargo, en otros sentidos el acuerdo puede considerarse un éxito. Si lo vemos cínicamente, es como si después de 30 años de conferencias sobre cáncer pulmonar finalmente se reconoce que el principal problema son los cigarros. Más vale tarde que nunca…¿O es demasiado tarde? Antes de decir porqué no todo fue malo, consideremos otra analogía, propuesta por George Monbiot en The Guardian. La COP fue presidida por Sultan Al Jaber, Presidente de ADNOC (Abu Dhabi National Oil Company). Es como organizar una conferencia para la paz presidida por fabricantes de armas o tratar de apagar un incendio llamando a los arsonistas para que nos ayuden…
El conflicto de interés parece evidente:
¿Estarán dispuestos los Emiratos Árabes a dejar trillones de dólares en la tierra para salvar al planeta? ¿Qué se les puede ofrecer a cambio? No solo a ellos: ¿Arabia Saudita, Irán, Irak…Rusia, estarán dispuestos a perder su poder geopolítico—y por lo tanto su seguridad—a cambio de mantener el planeta habitable para generaciones futuras?4
Aún así, Al Jaber sorprendió a muchos con su audacia—al reconocer, aunque sea simbólicamente, el problema de raíz—e incluso al llamar a todas las partes a “hablar de corazón a corazón”.
¿Nos están dando atole con el dedo? No necesariamente. Siguiendo una lógica económica, quizá lo único que termine con la industria de combustibles fósiles es la competencia. Inversiones masivas en energías renovables (como se acordaron en la COP 28) harán que la industria petrolera se vuelva poco rentable u obsoleta. (Aunque ya lo es…en muchos casos es más barata la energía renovable, además de que sin lugar a dudas el costo futuro de seguir usando energías fósiles será mucho mayor que el que supone una transición energética. Trístemenete, la industria se mantiene por subsidios que suman unos 700 mil millones de dólares anuales.)
Ese es, entonces, uno de los puntos prometedores de la COP 28. Se mandan señales a los mercados para acelerar la transición; se compromenten los países (como China y EU) a impulsarla.
También el acuerdo para reducir emisiones de metano es un avance importante, dado que el metano es responsable de quizá 45% del calentamiento actual.
On December 2nd some 50 big hydrocarbon firms pledged in Dubai to all but eliminate the methane emissions associated with the exploration and production of fossil fuels by 2030. They also pledged to end routine flaring of methane, which is the principal component of natural gas…The companies involved account for some 40% of global oil production, and include not just Western supermajors like ExxonMobil and Shell but also 29 national oil companies, among them Saudi Aramco, the mightiest of them all, and adnoc of the uae.
El progreso será monitoreado por agencias como el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Finalmente, hay que mencionar un par de iniciativas que podrían prosperar en el futuro:
Se han movilizado (es decir, ‘prometido’) unos $83 mil millones de dólares para financiar adaptación climática en países en vías de desarrollo. (Entre otros: Emiratos Árabes se comprometió a 30 mil millones; el Banco Mundial a 9 mil millones anuales; el BID a 2 mil, etc.
Se comenzó a hablar de impuestos a los super ricos para compensar (o pagar reparaciones) a las millones de personas afectadas por el cambio climático. Recordemos que la industria petrolera y de gas tuvo ganancias de $4 trillones de dólares el año pasado—mientras lugares como Acapulco terminaron devastados como consecuencia de la quema de combustibles fósiles.
Hay mucho más que decir sobre la COP 28, pero con esto tendrá que bastar por hoy.
Como siempre, gracias por leer. Agradecería mucho también que compartieras este substack con gente que pueda estar interesada.
Hasta la próxima.
Este fondo se anunció como un logro “histórico” el primer día de la COP, pero logró apenas juntar 770 millones de dólares, lo cual representa 2% de las necesidades anuales de los países en vías de desarrollo. EEUU prometió 17.5 millones…lo que cuesta quizá la casa en la playa de algún político mexicano. Para más detalles, ver https://www.carbonbrief.org/cop28-key-outcomes-agreed-at-the-un-climate-talks-in-dubai/
Thunberg, Greta. The Climate Book The Facts and the Solutions. New York: Penguin Publishing Group, 2023, p. 433.
Otra escapatoria en el texto que se aprobó son los “transitional fuels”, como el gas metano, para lograr la descarbonización (“recognizes that transitional fuels can play a role in facilitating the energy transition while ensuring energy security”).
Algo semejante sugiere John Gray: “The transition to renewable energy in which so much has been invested in the West is a chimera. Fossil fuels account for around 80 per cent of the world’s current energy mix. Phasing them out completely would ruin states that rely on them for revenues. Bankrupted by falling prices, Saudi Arabia, Iran and Russia would implode. The upshot would be anarchy, with contending ethnic and sectarian groups contending for whatever resources remained of marketable value.” Gray John. 2023. The New Leviathans : Thoughts After Liberalism First American ed. New York: Farrar Straus and Giroux.
Los Saudís están conscientes del problema (obviamente) y han desarrollado otra visión para su futuro llamada Vision 30, incluyendo proyectos futurísticos (o de ciencia ficción, tipo Wakanda) como NEOM, el Saudi Genome Program, Green Riyadh y el King Salman Energy Park: https://www.vision2030.gov.sa/en/. Todo esto es parte de un “tsunami de poder suave” que ha buscado vender una nueva imagen del Reino Saudí, con ciudades diseñadas por arquitectos como Norman Foster y memes como “Zero gravity urbanism” y “a start-up the size of a country”—o contratos millonarios (billonarios?) a futbolistas, etc. Arabia Saudí es un jugador clave para nuestro futuro, nos guste o no: como advierte Quinn Slobodian, “ironically a country which owes its wealth to oil, may be one of the few countries with the means and drive to plan for a post-carbon future. If it becomes a thriving exemplar of capitalism without democracy, the prospect of a Saudi century has consequences for us all.”
¿En qué puede basar su economía si no en petróleo? Turismo, servicios financieros, deportes, inversiones masivas en infraestructura (también fuera del Reino, notablemente en alizana con China, pero también en países como Italia y Reino Unido), coches eléctricos. Además, hay pocos lugares con tanta luz solar, la cual puede proveer la energía necesaria para generar “hidrógeno verde” y desalinización—para así ‘resolver’ la crisis hídrica. Slobodian, Quinn. “How Saudi Arabia Is Buying the World.” New Statesman (blog), July 19, 2023. https://www.newstatesman.com/long-reads/2023/07/saudi-arabia-capitalsim-buying-world.