"We are walking, talking minerals"
O porqué deberíamos pensar de forma planetaria y no (solo) "global"
¿Deberíamos todos saber algo sobre las leyes de la termodinámica? ¿Reabrir acaso apuntes de la prepa? El siguiente libro sugiere que sería una buena idea.
Pensar desde una perspectiva planetaria, como sugiere el título, significa quitar al ser humano del centro del universo. Galileo y Copérnico lo hicieron hace siglos, pero debemos ir mucho más lejos. Si dividimos la historia del planeta Tierra en 24 horas, los seres humanos la hemos habitado solo durante 2 minutos.
¿Qué significa, entonces, habitar un planeta (durante dos minutos planetarios)?
En primera instancia, quizá, que estamos sujetos a sus ‘leyes’ (como la gravedad) y, más generalmente, a las fuerzas y energías que lo han formado desde el big bang hasta el Antropoceno (o la ‘era de los humanos’ en la cual hemos dejado nuestra marca en las capas geológicas, con plásticos, materiales radioactivos, huesos de pollo, etc.).
Entre las fuerzas que han moldeado al planeta Tierra destacan el sol y los microbios, que, desde hace unos 2.4 mil millones de años, producen—a través de la fotosíntesis—el oxígeno que respiramos, manteniendo así una concentración de aproximadamente 21% de oxígeno en nuestra atmósfera: podríamos decir, ni muy muy ni tan tan: más oxígeno y nos quemaríamos todos, menos oxígeno y nos asfixiaríamos. (¿Cómo se mantiene este extraño equilibrio de gases en la Tierra, entre ellos nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, dióxido de carbono y metano (altamente reactivos1, por cierto)? Algunos científicos argumentan que lo que mantiene dicha composición en la Tierra es la vida misma, en un sistema que se autoregula…)2
Fuente: Tim Lenton, Earth System Science: A Very Short Introduction
En este substack haré simplemente un listado de las fuerzas planetarias que, según los autores de Planetary Social Thought, deberíamos tomar en cuenta. Previo a esto, trataré de explicar brevemente porqué esto importa según Clark y Szerszynski.
El argumento central del libro se resume en la siguiente frase: ‘no one knows what a planet can do’ (p. 90). La ciencia del sistema Tierra está en su infancia.3 Nadie parece saber, por ejemplo, cuál es el agente que hace posible la habitabilidad de nuestro planeta: ¿o es ‘providencial’ el hecho de que solo nuestro planeta sea habitable (que sepamos)?4 Otro enigma: La teoría de la evolución explica muchas cosas, pero no se sabe a ciencia cierta qué es lo que el proceso selecciona—individuos (y sus genomas) o relaciones, es decir, grupos multiespecies (lo que se conoce desde 1991 como ‘holobiontes’)?5
Fuente: The Economist
Nadie sabe, entonces, qué puede hacer un planeta. Dados los ciclos de retroalimentación entre procesos bio-geo-físico-químicos, podríamos saltar de un equilibrio a otro en muy poco tiempo (lo más extremo que he leído es que en unos cuantos meses, según James Lovelock, podría cambiar la temperatura promedio del planeta aprox. 5 grados). A esta capacidad de cambio le llaman los autores de Planetary Social Thought, ‘multiplicidad planetaria’.
Importa entender esto porque:
Si somos holobiontes, y además estamos hechos de lo mismo que está hecho el planeta, el “exposoma” (que representa la totalidad de las sustancias a las que estamos expuestos en la vida)6 será igual de importante (¿o más?) que los cromosomas que heredamos para nuestro bienestar. Más sencillamente: la ‘salud’ del planeta influye decisivamente en la salud de nuestros cuerpos.
Por cierto que lo de la ‘salud planetaria’ no lo escuché mientras caminaba por Coyoacán:
Quedé de escribir sobre las fuerzas que moldean a nuestro planeta (y las leyes de la termodinámica, etc), pero lo haré más adelante. ¡Gracias por leernos! Holobiontes del mundo…
El oxígeno por ejemplo reacciona con metales, carbón, sulfuro, y otros átomos para formar óxidos. ¿Qué controla la concentración de O2 en la atmósfera? Según los científicos Kump, Kasting y Crane, ‘The answer, surprisingly, is that we do not know for sure…’ Sugieren que dada la estabilidad de la presión de oxígeno en la atmósfera desde hace unos 360 millones de años podríamos inferir que son los bosques que mantienen la estabilidad—bosques que han existido justo desde hace 360 millones de años. The Earth System, p. 225.
Por ejemplo: miríadas de formas de vida han reducido el nivel de CO2 durante miles de millones de años, evitando que dicho gas domine en nuestra atmósfera como lo hace en Venus y Marte. En dichos planetas, según Isabelle Stengers, dominan las leyes de la física y la química, generando equilibrios (sin vida, que sepamos), mientras que en la Tierra hay un desequilibrio que quizá solo se explica por las formas de vida mencionadas (e.g, algas que producen oxígeno, oceanos que absorben carbón, bacterias nitrificantes, etc.). Stengers, ‘The Earth Won’t Let itself be Watched,’ en Bruno Latour y Peter Weibel (coords.), Critical Zones: The Science and Politics of Landing on Earth. Cambridge, MIT Press, 2020, p. 230. El científico de la Universidad de Cambridge Nicholas Butterfield argumenta incluso que los animales inventaron el sistema Tierra moderno. Se trata de formas de vida (posteriores a los microbios) que desarrollan conciencia de su cuerpo en tiempo y espacio, lo que les permite moverse para (por ej.) procrearse; son así fuerzas biogeológicas que lentamente moldearon el planeta que habitamos, utilizando la energía fotosintética acumulada en plantas y algas para convertirla en grasas y azúcares (a su vez acumuladas en ‘carne’, flesh). Ver Nigel Clark y Bronislaw Szerszynski, Planetary Social Thought: The Anthropocene Challenge to the Social Sciences. Cambridge, UK: Polity Press, 2021, p. 131.
Se remonta, según Tim Lenton, a la búsqueda de vida en Marte mediante el programa Viking de la NASA en los años setenta (Earth System Science: A Very Short Introduction, Oxford, 2016, pp. 1-2). El término se usa por primera vez en los años ochenta.
Timothy M. Lenton y Sébastien Dutreuil, “What Exactly is the Role of Gaia?,” en Latour y Weibel (coords.), Critical Zones. Si uno consulta a los científicos que escriben en las revistas más prestigiosas como Nature encontrará que para ‘explicar’ el (des)equilibrio de la atmósfera invocan a la ‘naturaleza’ (claro, sin definir qué es): ‘This system settles naturally into steady states, bounded by local negative feedback, and the current states are dear to our lives and worthy of protection.’ Volk, T. ‘Real concerns, false gods’. Nature 440, 869–870 (2006).
Stengers, loc. cit., 229. Lynn Margulis propuso el término ‘holobionte’— ‘the beast with five genomes’. The Economist. “The Idea of ‘Holobionts’ Represents a Paradigm Shift in Biology.” Accessed June 14, 2023. Alguno ejemplos: la rizósfera de los árboles (y plantas en general) está compuesta de bacterias y hongos que incrementan en el rango de los nutrientes disponibles para la planta; algunas bacterias son sensibles a campos magnéticos y al formar alianzas con pájaros o tortugas (por ej.) pueden navegar el campo magnético de la tierra; el microbioma humano (que se encuentra sobre todo en el intestino delgado) secreta moléculas como la serotonina que influyen, entre otras cosas, en nuestro estado de ánimo, junto con otras sustancias que regulan procesos inflamatorios y del sistema inmune. Ibid.
“The sum of lifetime exposures to nongenetic drivers of health and illness, from conception to death, is called the exposome.” Marya Rupa and Raj Patel. Inflamed : Deep Medicine and the Anatomy of Injustice. First paperback ed. Picador 2022.